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ACUARIO: HORÓSCOPO DEL EQUINOCCIO 2017
ACUARIO
2017 para nuestro signo (yo también soy Acuario) va a ser un año decisivo, que en muchos sentidos representa el feliz cumplimento de un recorrido de transformación empezado en 2011. Una lenta metamorfosis que entre finales de 2012 y la mitad de 2015 ha cruzado sus momentos más difíciles y duros.
Damos un paso atrás: en 2011 en el cielo de Acuario se ha encendido la chispa del cambio. Muchos nacidos bajo este signo se han dado cuenta de que hay inclinaciones a las que nunca habían prestado atención, han descubierto nuevas actividades capaces de valorizarlas más, y han emprendido un camino de lenta transformación. Cada situación es diferente, pero este signo ha nacido con el propósito de romper las cadenas para dedicarse a nuevas actividades, dar una oportunidad al propio talento, revolucionar la rutina para hacer más apasionante la realidad.
Por esa razón, muchos nacidos del signo han vivido los últimos años “entre 2 mares”, suspendidos entre dos trabajos, dos ciudades, dos amores, ya lejos, por lo menos con la mente, de nuestro ayer, aunque no tan cerca a nuestro mañana. Suspendidos entre un hoy de nuevas pasiones y escalofriantes miedos. Pues llevar a cabo algo siempre resulta más difícil que soñar con hacerlo. Y las novedades, igualmente, después de un poco, acaban con el riesgo de perder su ímpetu inicial y convertirse en rutina. Porque se ha tratado de jugar a dos bandos, a menudo muy diferentes, y esconder las transformaciones interiores por temor a que los demás no las entendieran.
Porque desde finales de 2012 hasta la mitad de 2015, con la cuadratura de Saturno, hemos vivido suspendidos entre posibles identidades, entre las ganas de llevar una nueva piel y el miedo de librarnos la vieja. Cada elección supone el abandono de las otras alternativas posibles, pero con la cuadratura de Saturno este coraje tan radical todavía no formaba parte de nuestro cielo. Por mucho que nos sintiéramos oprimidos entre pasado y futuro, no era el momento arriesgarse con actuar por capricho, solo para escapar de la monotonía de la rutina. Has probado la determinación y la capacidad de trabajar duro para escribir nuevos capítulos de tu vida. Los menos determinados han vuelto sobre sus pasos y refugiándose en el pasado. Porque Saturno, de esta elección, siempre nos ha enseñado el lado más difícil: el de la responsabilidad de los riesgos.
Todo esto para contar cómo muchos nacidos del signo han llegado hasta aquí con un caleidoscopio de mil deseos en aparente contraste el uno con el otro, siendo un poco de esto y un poco de lo otro, mientras 2017 es el año de las grandes elecciones que vuelven a conciliar y componer las mil refracciones de nuestra identidad. En el nuevo año, elegir se convierte en un privilegio que finalmente nos hemos conquistado, pero también una carga, porque después de muchos años dividido en distintos frentes, se hace importante elegir una dirección más definida.
Y, seamos sinceros, tenemos una relación difícil con las “elecciones”. Tenemos dos gobernadores: Urano nos anima constantemente hacia los cambios, Saturno nos encadena al pasado. Somos campeones invictos de nostalgia, es difícil tomar la decisión de cerrar un capítulo entero de nuestra vida, sobre todo si esto significa dejar atrás los afectos o proyectos que han sido importantes para nosotros. Peor aún, en muchos casos siquiera hablar del pasado nos aprieta el corazón, y frases como “cada elección implica el abandono de todas las posibles alternativas” nos pone los pelos de punta.
Al contrario, si tuviera que darle un título a este 2017, lo llamaría el año del “Coraje de elegir cada uno reconociendo su protagonismo”. Un tema con que me he cruzado también en la película que he decidido dedicar este año a nuestro signo: “La increíble vida de Walter Mitty”, una obra de arte dedicada a todos los modernos soñadores, muy parecido a como somos los de Acuario.
Y como seguramente es Walter Mitty, empleado en el archivo fotográfico de la revista “Life” hace muchos años. Nunca ha hecho nada aventurero, pero sueña con los ojos abiertos la vida que quisiera vivir. Y, en sus sueños, se ve a sí mismo como realmente es, aunque no se reconoce: heroico, con coraje, listo a desafiar los peligros de una vida “viva”. La revista a la que se ha dedicado por toda su vida (que resulta llamarse “Life”, vida) está a punto de cerrar, sopla aire de despidos y todos están preocupados al trabajar para el último número, el más importante y representativo, el que “pasará a la historia”. Todo en la vida de Walter está listo para cambiar: el inminente cierre de “Life” (y de una etapa de su “vida”) destroza el conjunto de sus puntos de referencia, pero es también el gatillo que provoca el cambio.
“Life” siempre ha querido publicar los trabajos de Sean O’Connell, un extraordinario fotógrafo, que encarna el espíritu extremo y aventurero de la revista y de la vida que a Walter le hubiera gustado vivir. En el último número, Sean envía a Walter un paquete con algunas tomas dentro, entre ellas el negativo de la “toma 25” para publicarla en la portada de la revista. En el paquete, Sean adjunta un regalo para el mismo Walter, una pequeña cartera con la inscripción “Life”, que básicamente también es nuestro eslogan para todo 2017: “Ver el mundo, a través de los peligros, mirando más allá de las paredes, acercarse, encontrarse el uno con el otro y sentirse. Esto es el sentido de la vida.”
Qué lástima que, entre los negativos que Sean ha enviado ¡falta la toma numero 25! Esto lleva a que Walter salga de la cáscara de su inseguridad poniéndose en busca de la toma desaparecida. En la foto que Sean ha enviado aparece el casco de una nave y de un puerto en Groenlandia, así que Walter se pone de viaje. Desde aquí acabará en Islandia. Entre navíos, hielos y carreras en patinetas, entre volcanes que arrojan lava y partidos de fútbol en medio de desiertos lunares islandeses, Walter descubre y se encuentra con un nuevo Walter, que no sueña con los ojos abiertos si no que se acciona, que se cree temeroso, pero tiene el espíritu de aventura de Rambo.
Finalmente, Walter encontrará a Sean, que le revelará que el negativo fantasma de la “toma 25” estaba dentro de la pequeña cartera que le había regalado, donde se había sentado durante la mayor parte del viaje. Aquí las simbologías que nos interesan abundan. Walter ha viajado durante mucho tiempo y a fondo para buscar algo que ya llevaba consigo (en la cartera), esto lo hace entender todo, un viaje no es la meta final, sino la posibilidad de descubrir en sí mismo el largo camino. Walter no deja de soñar con los ojos abiertos con otra visión de sí mismo y empieza a vivirla con tanta naturaleza, que tampoco él se da cuenta de que, milla tras milla, se está convirtiendo en sí mismo.
Pero lo más impresionante que muestra la película es el final: sin siquiera mirarla, la toma 25, destinada la última edición de “Life”, llama la atención del mismo Walter, junto a la frase “dedicada a los trabajadores que la hicieron”.
Pues aquí tenemos el “regresar de la luz” de nuestro 2017: aquel protagonismo en que nunca nos hemos reconocido – porque teníamos dificultades para echarnos al centro de la escena, sintiéndonos siempre un poco más diferentes, a veces inadecuados – ahora se celebra en primera plana, a la vista de todos y de un incrédulo Walter Mitty. Este es el corazón del nuevo año: nos permite recuperar el coraje de vivir de manera más profunda, tomar las decisiones más correctas para nosotros, sin tratar de hacer feliz a todos, sin engañar a nuestras vocaciones reales para ir en contra de lo que los demás se esperan de nosotros.
Pero también para quien no vive pensando en una elección, 2017 será un mejor año, más productivo y fluido desde 2011 hasta hoy. El trabajo despega con menor dificultad y hay mayores ocasiones para probarse a sí mismo. Y sobre todo con un potente viento en popa que permite expandirse hacia horizontes más lejanos. Para algunos, se tratará de ampliar el radio de acción de sus negocios hacia nuevas ciudades o al extranjero; para otros, de manera más simbólica pero no menos potente, de profundizar nuevos temas y poner en marcha nuevos proyectos. Crecimiento, ampliación, expansión y nuevas aspiraciones son, digamos, las líneas maestras de este nuevo año, por lo menos hasta octubre, un año que – lo voy a repetir – desde las situaciones más pequeñas hasta las más grandes premia a quien elige seguir sus propios deseos, pero no para complacer a los demás o para acallar la voz del súper-yo interior. “Tengo que”, en el nuevo año, se sustituye con “quiero” y “hago”.
Todo 2017, pues, es un año de grandes satisfacciones personales y profesionales, y eso se refleja inevitablemente también en el amor. Especialmente para los corazones solteros, que después de años en la trinchera por fin empiezan a salir fuera de las cuevas. “Algo ha cambiado”: los últimos años han sido para el signo de Acuario una trinchera de reconstrucción personal, y había poco tiempo y poco espacio mental para el amor (“Tengo que mirar mis cosas porque estoy de sobra, porque todos están por encima de mí, porque ya no puedo”). Ahora, hay menos presión y vuelve el placer de acoger al otro en nuestra vida. Los meses más bonitos para empezar un nuevo amor son febrero y mayo. En algunos casos no se habla de un nuevo encuentro si no de una persona que ya formaba parte de nuestra vida. De un amigo que nos enseña el lado más cariñoso, o de una historia nacida como extramatrimonial, digamos también “informal”, que en cambio ahora se convierte en oficial.
Ese aire de renacimiento sopla también para las relaciones sólidas, para las que llega el momento de relanzar la relación con nuevos objetivos como un casamiento, un hijo, (buenísimo el mes de febrero) o un proyecto laboral que establezca un vínculo entre ambos. En algunos casos, hay que avivar el fuego de la pasión: para Acuario, amor y amistad están muy cerca, sabes crear una complicidad extraordinaria con tu pareja, pero a veces la pasión disminuye y desaparece. Esta es, o puede ser, la “prueba” más importante para muchas parejas en el nuevo año: volver a encender la pasión. En muchos casos sale bien, si no funciona hay que aceptarlo y seguir adelante.
Como para Walter Mitty, este es un año que tal vez hace temblar puntos inmóviles de siempre y despierta un espíritu de conquista más aventurero. “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”, decía Walt Disney. Ahora nos toca a nosotros: ha llegado la hora de tomar nuestros sueños y trasladarlos a la tierra, en la tridimensionalidad de una vida más feliz y satisfecha.
© Simon & The Stars
© Translation: Nicolò Porcellato